Según Hopkins (1991), las características de la administración pública en Latinoamérica son la excesiva centralización de la autoridad, la inestabilidad de la supervisión, el legalismo, la comunicación inadecuada y la administración deficiente de personal.

Las presidencias municipales son instituciones que por la naturaleza de su funcionamiento cada tres años a través de un proceso electoral, cambian forzosamente su ayuntamiento (presidente, síndicos y regidores) generalmente sus primeros y segundos niveles (directores y subdirectores generales y directores de aéreas), y en ocasiones hasta los terceros niveles (jefes y coordinadores).